sábado, 19 de enero de 2008

Feo se toma unos días

Llegaron las vacaciones. Admito que este blog no se caracteriza por la regularidad, pero se actualiza. Cada tanto.

Anuncio el viaje porque el lugar es al menos significativo: “el país de los más feos del mundo”, by Jorge Lafauci.

México, el paraíso de los esperpentos me espera. En 15 días vuelven las andanzas, desventuras, sacrilegios, historietas y ridiculeces varias de un feosexual argentino.

jueves, 10 de enero de 2008

¡Feo! en Salta

Me fui de vacaciones con mi familia a Salta y Jujuy, Argentina. Sacamos muchas fotos y al regreso, como era de esperar, nos sentamos a verlas. Luego de la nostalgia vacacional, mi hermana tomó una, me la enseñó y me dijo a modo de sentencia judicial.

-Gonzalo, la gente tiene que saber ésto.
-¿Te parece?
-Por supuesto. Después del libro que publicaste, no podés hacerte el boludo.
-Ok, tenés razón.

El norte argentino se destaca por su belleza natural, museos arqueológicos, arquitectura detenida en el tiempo, la amabilidad de su gente y las excursiones para conocer lo que acabo de enumerar.

Al segundo día, nos subimos a una combi para hacer la excursión a Cafayate, casi 1700 metros sobre el nivel del mar. El folleto turístico promete un paraíso donde reina el sol y el buen vino. Visita a las bodegas -degustación incluida-, grutas, un anfiteatro natural con una acústica increíble, un imponente paisaje, artesanías y una llama.

Después de 1 hora de viaje, la combi se detiene en un puesto de artesanías en medio de la nada pero nutrido de una atracción marketinera: la llama. Lo que tiene en particular este animal de otros que puede encontrarse en la zona es: nada. Absolutamente nada.

El guía, antes de bajar, nos hizo algunas indicaciones.

-Miren, la llama no hace nada. –desde la combi lo pude apreciar.- Igual, hay que acercarse con cuidado, y no le toquen las orejas ni le acaricien la cabeza, porque piensan que las están atacando y escupen para protegerse. Igual, no se asusten, por lo general, solo le escupe a los feos. Sí. Fui a hacer la prueba. Era mi deber. Me acerqué con cuidado. Tomé la precaución de no tocarle la cabeza y mucho menos las orejas y…




me escupió. Un buen escupitajo.

Cabe decir que el guía de la excursión; los franceses, holandeses, y portugueses que nos acompañaban, desconocían que yo era el autor de ¡Feo! y me permito suponer, aunque con muchas dudas, que la llama también. Por las dudas, recomiendo a los feos que no pasen por allí. La turra tiene buena puntería.

www.feosexual.com

miércoles, 2 de enero de 2008

Sacrificio

La vi muerta de belleza. Abrazada a su perfección física, vestida de lujo y con parpados desechos de embriaguez. Tenía 15 años, estaba casada y no me avergüenza confesar mis deseos de acariciar a la doncella, también conocida como la momia de Llullaillaco.

Ella, junto con otros dos niños momificados, fue encontrada en 1999 en la cumbre del volcán del mismo nombre a 6700 metros sobre el nivel del mar.

Desde hace pocos meses, en el Museo de alta montaña de Salta (www.maam.org.ar), se exhibe a la doncella en una bóveda especialmente acondicionada a 20 grados bajo cero, y en condiciones similares a las que fue hallada.

Todos los años el Inca convocaba a los niños más hermosos del imperio para sacrificarlos en un ritual conocido como capacocha, en reconocimiento y gratitud al ancestro Mama Huaco, que les había dado el primer maíz. Se presume que la doncella era hija de un cacique.

Verla es impresionante. Estuve 10 minutos, petrificado, con mi nariz rozando el cristal de seguridad. Me sentí un intruso de su muerte, observado por sus ojos cerrados. Me corrí sin hacer barullo por temor a despertarla, y me perdí en un dato, secundario, ya conociendo su final. La mataron por ser bella y de alta alcurnia. Los incas querían entregar lo mejor y la doncella, para ellos, cumplía la constitución ritual.

Lamentablemente para mi curiosidad no es posible determinar si ella compartía el propósito de su belleza y se entregaba en un especie de suicidio ceremonial, o bien, fue engañada, alcoholizada y abandonada. Lo primero me quita el espanto de saber que desconcía la interrupción de sus sueños por el eterno, y lo segundo, me dispara preguntas, de valoración diversa.

¿Los hijos de los caciques deseaban ser bellos o preferían la fealdad física para sobrevivir?, ¿Quiénes se hacen cirugías estéticas piensan entregarse en sacrificio?, ¿o el sacrificio es simplemente gastar tiempo, dinero y esperanzas para ser bello? ¿la doncella se hubiera puesto lolas para ser sacrificada?

Me fui del museo -hacia mucho frio- y apenas transpiré el calor seco del norte, caminé por el centro de Salta sin destino y sin preguntas.

Hoy la doncella tiene 500 años y logró un anhelo tan universal como inservible: la juventud eterna.


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